Ignacio Escañuela Romana
Nada más doloroso que saber.
Creo que la primera experiencia que poseemos es la consciencia de la existencia, cuando nos reconocemos en el espejo y, de modo inexplicado, adquirimos ese yo que nos acompañará en toda vivencia.
Tras ella, el conocimiento de que somos diferentes, de que estamos alejados de las cosas. Es lo que muchos filósofos han descrito como una ruptura fundamental, una separación dolorosa. Quisiéramos volver a la unidad previa, integrarnos en la totalidad, pero esto no nos es posible. La consciencia es, entonces, el milagro de una unidad y sus fenómenos, y el dolor de estar apartados y esa soledad.
Reflexiono: la libertad nos es querida, pero también quema.