Libertad…

Ignacio Escañuela Romana

Solemos perdernos en libertades, de hacer esto o aquello, de pensar en lo que se nos apetezca, de no hacer nada. Es valioso, por supuesto, y esencial para el placer y la felicidad. No parece difícil hacerlo, entonces, aunque también vivimos las experiencias de lo que no queremos y se nos impone, como la enfermedad, la muerte, los consensos sociales, el trabajo, lo que quieren de nosotros, las expectativas que nos inscribieron, las privaciones materiales en que viven millones de seres humanos, ….

Además, hay una cierta tendencia a la sumisión a menudo, como señala Grossman en Vida y Destino, una cierta dejadez de nosotros mismos para aceptar lo que quiere el otro, especialmente si tiene poder. Y el que tiene poder desea que los demás reconozcan que tiene derecho a tenerlo; que es legítimo, como señala Kojevé al interpretar a Hegel en su escrito sobre la Dictadura. Es curioso porque el reconocimiento forzado de quien teme a ese poder no sirve, porque no transmite legitimidad. Por ello, el tirano desearía que esa legitimidad fuese realizada por el hombre libre, lo que es una contradicción.

Imposible entender los genocidios de la Edad Contemporánea si no es por ese cumplimiento que millones de personas hicieron de las órdenes, o por el implícito consenso de mirar a otro lado. Todo esto lo muestra esa novela de Grossman. Claro, también hubo resistencias y heroísmos.

Pero tengo la impresión de que incluso cuando nos doblegamos queda una cierta voz interior que nos dice que lo estamos haciendo y no deberíamos, que no se corresponde a lo que yo mismo espero de mí. Claro, entonces recurrimos a segundas razones explicativas acerca de cómo nos conviene.

En la película Toro Salvaje, basada en una novela autobiográfica, La Motta nos narra cómo desde el momento en que aceptó la imposición de los poderosos en un combate amañado, no volvió a boxear bien. Como si en ese acto hubiese dejado un pedazo de sí mismo para adquirir la gloria.

Es difícil practicar esa resistencia que cuesta. La literatura científica nos dice que ir contra la conformidad social es muy complicado y raro. Pero también es cierto que toda transformación comienza por actos individuales de personas que lo hacen, que se arriesgan en un sentido u otro.

En todo caso, como Grossman, pienso que «no hay en el mundo objetivo por el cual se pueda sacrificar la libertad». Simplemente.

Publicado por

Ignacio Escañuela Romana

Un poco de todo, escritor, filósofo y economista. Porque, en el fondo, son la misma cosa.

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