Ignacio Escañuela Romana.
Sandel nos cuenta en su libro «Justicia» el caso de los hermanos Bulger. Uno de ellos (William) llegó a ser senador del Estado de Massachussets y rector de la Universidad de Massachussets. El otro fue jefe de una banda criminal dedicada a la extorsión, el tráfico de drogas y otras actividades ilegales. Escapó y fue buscado por el FBI. Preguntado William ante un gran jurado declaró: «soy francamente leal a mi hermano y me preocupo por él …. Tengo la esperanza de que nunca ayudaré a nadie en contra suya…No tengo la obligación de ayudar a nadie a que lo capture» (p.270)
Un resumen de la historia:https://www.excelsior.com.mx/2011/06/25/global/747544
La cuestión ética surge ahora: ¿Prevalece el compromiso global con la sociedad o bien la lealtad hacia la familia?. ¿Puede pedirse a una persona, especialmente un cargo público, que anteponga los intereses generales de la sociedad y su estructura normativa frente a su familia?.
En la obra «Antígona», Sófocles nos cuenta una historia de lucha entre la lealtad y la ley:
(https://educacion.elpensante.com/resumen-de-antigona/)
«Antígona regresa a Tebas, para encontrar a sus hermanos Eteocles y Polinices luchando a muerte por el poder, hasta que efectivamente –también como estaba escrito en las redes del destino- cada hermano muere en las manos de otro. Sin embargo, como Polinices ha buscado apoyo en el reino ajeno de Argos, su tío Creonte, quien ha asumido el poder luego de la muerte de ambos soberanos, decide por castigo dejar su cuerpo sin sepultura y a las afueras de la ciudad, para que sea devorado por los animales, lo cual para la cultura griega era una afrenta terrible, pues se creía que quien no recibía los ritos funerarios precisos era incapaz de encontrar su camino al Hades, quedando entonces condenado a penar por siempre. Ante el horror que esto le generaba, Antígona decide desobedecer a Creonte, quien también es su tío, y ahora Rey de Tebas. De esta forma, entierra a su hermano y queda dispuesta al castigo».
Aristóteles en su «Política» nos dice que no hay diferencia:
«La primera asociación de muchas familias, pero formada en virtud de relaciones que no son cotidianas, es el pueblo, que justamente puede llamarse colonia natural de la familia». La sociedad es una ampliación de la familia y sus normas no pueden diferir. Sin embargo: »
No puede ponerse en duda que el Estado está naturalmente sobre la familia y sobre cada individuo, porque el todo es necesariamente superior a la parte, puesto que una vez destruido el todo, ya no hay partes, no hay pies, no hay manos, a no ser que por una pura analogía de palabras se diga una mano de piedra, porque la mano separada del cuerpo no es ya una mano real».
Aristóteles nos ha dado la respuesta: la ley social debe prevalecer sobre la familiar, porque la familia sólo sobrevive porque es parte de una sociedad toda que la protege y configura en sus posibilidades. La familia aislada es una entelequia: es algo irreal y falso. La lealtad familiar no debe éticamente prevalecer sobre la social, ya que esto haría que la sociedad no existiese y la familia, parte de ella, tampoco.
Otra cuestión diferente es qué sucede con relación a una norma social que pueda ser considerada injusta frente a una ley natural. Esto también está planteado en la obra Antígona. Lo discutiremos.