Ignacio Escañuela Romana
Que los hombres revivimos antiguos tormentos, apuntó Lem. Sí, cómicos, porque no sólo el universo ríe al tiempo que no comprende, sino que el mismo hombre permanece absorto y duda de ellos.
Pero que son dramas y se viven en el intenso dolor, dejando experiencias definitivas. Como si en la vida, en ese pequeño transcurso de tiempo, la comprensión debiera de aparecer, con el único objetivo de lograr nada.
Que establecemos la felicidad como obligación y trazamos pasos en esa dicha. Que reímos también construyendo castillos en la arena. Quizá como un escenario único de ficción en el que somos actores y el guion nos viene dado.
En fin, pasamos… Relativos e insustanciales, menos esenciales de lo que afirmamos, repetición de innumerables hombres y sus dramas y risas, en el pasado y el futuro.
Me resulta ambiguo, pero si algo pudiera concluir de esta reflexion, es que hay una necesidad inexplicable de recordar.
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Muchas gracias por el comentario. Sí, la necesidad de recordar, y a través de ella la búsqueda de un sentido que vamos recreando, a pesar de todo. «No, nunca más me daré por entero a nada ni a nadie. Y quizá de noche miraré allá arriba la nebulosa oscura…» (Lem)
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Yo tambièn suelo recordar. Lo hago a diario, incluso cosas supuestamente simples.
No se si sabes quièn soy, nos veiamos en la piscina de Umbrete.
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Muy buenos ratos nadando. Sí.
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