Ignacio Escañuela romana
«¿Que yo me contradigo? Pues sí, me contradigo. Y, ¿qué?» dijo, gritó y cantó, Walt Whitman. ¿Qué es una vida plena sino la más contradictoria? Nada más alejado de vivir que seguir lo planificado y lo que te señalan, lo que se espera y lo que esperan de ti, las normas, los valores desgastados del uso, la culpa absurda y las noches sin dormir porque haces lo que no quieres, la sonrisas que evitan la risa. Esa pelea constante entre lo supuesto y el impulso, los logros siempre ineficaces.
Sí, «Oh mi yo, mi vida» cantó Walt Whitman. De esa deslealtad, pues «¿Quién es más necio que yo, ni más desleal?» se lamentó.
¡Ya sabes la respuesta! y no es mía, es del gran poeta de la democracia: «que puedes contribuir con un verso». He aquí pues el verso de hoy, lector.
Muchas gracias por esta publicación, Ignacio. Nada es demasiado importante, como decía Gala, pero importante es darse cuenta.
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No conozco esa respuesta, pero he visto como otras personas se han contradecido y luego utilizan «recursos» como interrumpir, quedarse solo con una parte de tu discurso y desviarlo, etc, para ocultar su contradicciòn.
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