¿Razón y libertad?

Ignacio Escañuela Romana

Hegel afirmaba que el triunfo de la razón era equivalente a la libertad. Así que me pregunto: ¿no estaba retornando a Platón al dar énfasis a lo general frente a lo particular?. En realidad, ¿qué significa libertad si decimos que consisten en n proyecto con certezas y fundamentos?. Imagino que Hegel estaba tomando de Spinoza, quien afirmaba que la libertad no es la espontaneidad de tomar el camino A o B, sino seguir la acción que dicta tu naturaleza. Libre es quien realiza lo que es, sin que exista nada parecido a una posibilidad en la que elegimos.

Reconozco que cuando llego a este punto me empiezo a hacer un verdadero lío. Grossman destaca que la libertad consiste en la pequeñas cosas. Por cierto su libro Todo fluye me parece una maravillosa obra, de obligada lectura. Libertad de trabajar, de sentir, de acostarse o sentarse, de hacer o deshacer, … Que somos libres si seguimos nuestra forma, nuestra pequeña identidad. ¿Aristóteles?: lo real está en el individuo. Hegel y Marx rechazan esta interpretación y nos hablan de la inserción natural y social: sólo el hombre como producto social puede liberarse. Pero esa liberación es una consecuencia de las leyes que el hombre crea y desencadena, mas deja de controlar. Es una dinámica propia donde cada cosa y persona sólo significa como parte de una ley global.

Hegel defendía la evolución histórica hacia la racionalidad, que para Weber sería sin embargo un jaula para el hombre. También Grossman rechaza ese énfasis en el control del hombre por las leyes científica de la sociedad, o por el poder que se siente expresión de verdades universales.

¿Entonces la vida individual y la singularidad? ¿Estará en la decisión en la incertidumbre la libertad?

Bueno, no puedo dar una respuesta final, la verdad. Estoy bastante de acuerdo con Sartre en el sentido de que el hecho de estar aquí, de sentirnos arrojados por no haber tomado la decisión de ser, es el preámbulo preciso para la libertad. Tenemos que actuar, queramos o no, y esto es esa libertad que se nos impone y que, a veces, nos gustaría no tener. Tampoco me hace gracia la marcha universal de la historia, en la que las personas seríamos en definitiva engranajes. Esto no me convence en Hegel. Sin embargo, me parece esencial su aportación acerca del dinamismo de la historia, de que estamos en el tiempo y ese tiempo lo hacemos historia. Marx, claro, era un hábil analista y, a menudo, el concepto de alienación, por ejemplo, lo he considerado central en muchos fenómenos. Pero, finalmente, por supuesto, creo que sí que somos libres como individuos, en tanto tomamos las pequeñas decisiones de la vida diaria y las realizamos. Creo que sí, Grossman tiene razón, hay algo grande en esa libertad humana. Además, algo inconquistable. Todo poder sabe que, al final, tarde más o menos, será la interpretación abierta del mundo y de las elecciones individuales lo que terminará triunfando. Una especie de caída del muro de Berlín, pero global.

La historia no se detiene y la interpretación final, afortunadamente, no la tenemos. Mientras, decidimos nuestra vida como hombres que toman acciones.

La libertad (Kant)


Ignacio Escañuela Romana.

No hay ética sin libertad. Si no somos libres, no somos imputables. Si las condiciones sociales o biológicas me fuerzan a actuar, entonces no soy culpable. Así lo vió Spinoza quien afirmó entonces que se condena a las personas a penas legales no por su autoría o libre decisión, sino por el hecho objetivo de que el hecho cometido va contra el interés social o colectivo.

Kant encaró el problema e hizo de la libertad un postulado de la razón práctica: algo que debo suponer necesariamente pero que no puedo demostrar de ningún modo a través de la teoría, de los conocimientos del mundo. Sólo podemos asimilar fenómenos condicionados por nuestros conceptos, no cómo sean las cosas mismas. Que seamos libres o no es entonces un supuesto necesario de una ética que se quiere universal, pero no algo que sepamos con ninguna certeza. Es más, se convierte en una afirmación que sabemos nunca tendrá demostración posible.

¿Entonces?. Actuaremos como sujetos que se suponen libres, pero que pueden no serlo. Tomaremos a los demás como un trasunto de ese yo nuestro: otro yo que debe ser también de decisiones espontáneas.

¿No basta?. No, claro. Pero yo estoy de acuerdo en que se trata de un principio que no admite prueba ni en positivo, ni en negativo. Y es una sensación: incluso quien afirma un determinismo estricto no deja de sentirse internamente libre. Y es una afirmación muy necesaria para afirmar normas válidas universalmente. Que afectan a todos por el hecho de ser sujetos racionales dotados de capacidad de decisión.

Ondas

Ignacio Escañuela Romana.

Imagino que el tiempo es como una onda espacial. Recorre el universo modificando cada elemento y haciendo que posea un antes y un después. No se puede escapar porque se es espacial. La onda pasa también por nosotros, como por todos los elementos del universo. Sigue su recorrido, pase lo que pase: mejor dicho, porque pasa. La teoría dice que el tiempo es relativo: es como si esa onda me impactase de frente o de lado, oblicuamente: mas me lleva.


A menudo he recordado el final de la película Leyendas de Pasión: «tuvo una buena muerte». ¿Se puede tener una buena muerte?. En realidad, sabemos que morimos a cada instante, que no podemos volver atrás y que lo vivido no vuelve. Bueno, a veces es una ventaja: algunas cosas no quisiera volver a sentirlas.


Entonces esa onda temporal me va recorriendo y sigo avanzando, hacia un espacio desconocido: el futuro. Claro que da vértigo, pero es verdad que también es lo mejor de la vida: lo inesperado.


Imagino cuando en el futuro los hombres, que ya no serán seres humanos, sean eternos: modificaciones genéticas. Un accidente será una incidencia terrible: ahora mata a alguien mortal, entonces lo haría a alguien inmortal. Bueno, es posible que se pueda reproducir a un individuo idéntico.


No me cabe la menor duda de que el hombre es ese ser mortal que duda y vive en la incertidumbre. Un inmortal no es humano. Debe ser bueno serlo, la verdad, pero entonces las ondas del tiempo impactarán para hacer que las historias se repitan. Claro que estoy seguro de que el universo es más poderoso: deberá haber un final.
Entonces el universo es trágicamente temporal. Imposible imaginar algo que no lo sea: que esté fuera del tiempo. ¿Antes?, ¿después?: preguntas sin sentido, pero: ¡tan sugerentes!.

El tiempo es un niño que juega a los dados, nos dice Heráclito. No estoy muy seguro que los dados sean una buena comparación. No obstante, el mundo se parece, ciertamente, a un juego. Pero trágico. ¿Por qué un juego?. No sabría decirlo.

https://filosofia-reflex.blogspot.com/2021/04/ondas.html

Si succiderit, de genu pugnat

«[…] El que cae lleno de coraje en el combate, si succiderit, de genu pugnat (1); el que después de desafiar los peligros ve la muerte cercana aunque por ello no disminuya en nada su fortaleza; quien al exhalar el último suspiro mira todavía a su enemigo con altivez desdeñosa, ése cae derrotado, pero no por nosotros, sino por la adversidad; puede morir, pero no sentirse vencido. Los más valientes son a en ocasiones los más desgraciados.

Así que puede decirse que hay pérdidas triunfales, equivalentes a las victorias. […]» (Michel de Montaigne, Ensayos. Libro Primero, Capítulo XXX: «De los caníbales». De la edición en español de E.D.A.F., 19741. Traducción de Enrique Azcoaga)

(1) «Si cae en tierra combate de rodillas.» (SÉNECA, de Providentia, c. 2. vencido. Claudiano, Desexto consulato Honorii, v. 248.)

(En el inicio del maravillosos libro de Zweig: Castalión contra Calvino)

La libertad moderna.

Ignacio Escañuela Romana.


La libertad moderna está formada por la primera y principal afirmación de Descartes: Dudemos de todo. Seamos capaces de soportar esa duda, de vivir en la incertidumbre. No corramos a creer a nadie, ni a nada. Busquemos en nuestro interior para fundar la certeza.


Me temo que el siglo XIX, desde el idealismo alemán a Nietzsche no entendieron esto. Que el asalto a la racionalidad de la época romántica, que nos conduce, a través de una larga escalera, hasta el escepticismo posmoderno, no acaba de entender esto. Husserl acudió, sin éxito, al criterio cartesiano de la evidencia, que la ciencia contemporánea ha destrozado. 


Temo, pues, que la escalera nos ha llevado al predominio actual del ruido de los medios y las redes sociales. Muchas opiniones interesadas. Demasiado sentido común, que camufla un pensamiento imperante, ideológico. Consignas repetidas hasta que uno crea que son propias.


Dudemos, sí. Busquemos dentro del sujeto. Pero pongamos también bajo la incertidumbre al propio sujeto


En definitiva, Descartes nos propuso conquistar la libertad que consiste en entender para ser libres (Spinoza). Busquemos de forma constructiva, pero busquemos. Sin miedo a la incertidumbre. Ya Heráclito lo dijo: «yo me investigué a mí mismo».

https://filosofia-reflex.blogspot.com/2021/05/el-principio-de-la-libertad-moderna.html

La repetición trillada del borracho

Ignacio Escañuela Romana.

¿Por qué las tragedias humanas se repiten una y otra vez, y lo hacen ante la indiferencia del mundo?. No sólo eso, ¿por qué la repetición se produce como el disco «que un borracho toca una y otra vez echando una moneda en una ranura». No, tampoco creo que esas tragedias influyan, de ningún modo, sobre el universo: «no, no creía que la tragedia de dos seres humanos pudiera conmoverlo».

¿Entonces?. Claro, «yo no tenía ninguna esperanza» Sí, quizá «resignarse a la idea de que en todos los hombres reviven antiguos tormentos, tanto más profundos cuanto más se repiten».

Observo las polaroids de Tarkovsky, quien, sí, llevó a la pantalla la historia de Kelvin y Harey. Creo que tanto en la peli, como en esas fotos, veo lo mismo que el maestro: instantes suspendidos del tiempo en mitad del drama humano. Momentos fugitivos en la bruma de la existencia.

Claro, Resignarse a vivir como el borracho que coloca discos. No hay más. Y, entre medias, algún comentario, como si fuese una de esas cuestiones marginales de los medievales. Por algo, los dramas de la tragedia griega clásica son actuales, tanto como los de Shakespeare o Lope de Vega. Tanto como el del dramaturgo que está, ahora mismo, sentado escribiendo.

Dejar, pues, en el tiempo esos flashes de imágenes. Instantes que existen por sí mismos, aunque el tiempo indiferente se los lleve.

https://filosofia-reflex.blogspot.com/2021/06/la-repeticion-trillada-del-borracho.html

La experiencia de la imposibilidad

Ignacio Escañuela Romana.


Una de las experiencias humanas más extrañas es el paso del tiempo. Es verdad, nos acostumbramos a él pero es raro que lo pasado no podamos alcanzarlo de nuevo y estemos condenados a irlo perdiendo, primero como recuerdos y después como un paso a la nada. Imagino que cuando adquirimos consciencia nos resulta angustiosa la pérdida constante de todo lo que vivimos, como si trozos nuestros los fuésemos dejando. Claro, nos consuela la sensación de que somos los mismos y de que cada vez sabemos más y percibimos mejor. Supongo que es un poco de azúcar que el tiempo nos entrega para que admitamos esa forma constante de muerte que es la vida. 


Siempre me ha resultado extraño escuchar que hay que vivir intensamente, como si todas las vidas y experiencias humanas no tuviesen esa particularidad. Intensidad que procede de que sabemos que no podremos pasar más por esos puntos en los que estamos. Es más, pienso que las personas que rehúyen las sensaciones profundas lo hacen probablemente porque no pueden soportar el carácter radical de la vida y buscan algún refugio. En verdad, me digo, ¿no buscamos todos alguna parada en la vida frente a ese transcurso que nos va llevando hasta el fin?.


Creo que la extrañeza ante el cambio me llevó a la filosofía y confieso que creo que todos los hombres tienen siempre, aunque les pese, algo de filósofos. Reconozco, también, que la belleza del arte, su contemplación y carácter sublime, es otra opción. Posiblemente más completa y plena pero, al mismo tiempo, episódica y fragmentaria.


La vida, entonces, es la experiencia de la imposibilidad: de que no podremos volver a vivir los instantes del pasado y los estamos perdiendo. Bueno, algunas experiencias no está mal que se alejen, pero otras …. Supongo que la felicidad es justo ese momento en que pedimos al universo que el tiempo se detenga. Por supuesto, el universo no nos escucha y todo sigue. No hay más.

Muy pronto

Ignacio Escañuela Romana.


«Muy pronto todos te habrán olvidado», nos dice Marco Aurelio. Le imagino sentado en el campamento del ejército, en una región para él alejada y pérdida, tras una escaramuza o una batalla, mientras oye los gritos de los heridos y los lamentos por los muertos, o las fiestas por estar todavía vivos y la victoria. Ante la enormidad de su responsabilidad colectiva e histórica, se sienta y escribe esto: no importa lo que haga, me desvaneceré en el tiempo y todo recuerdo conmigo.

Dice Arendt, y afirmaba Aristóteles, que un filósofo no debe ser gobernante. Pero este fue nada menos que emperador romano. Y lo fue en plena crisis del imperio. Además, fue efectivo, nos dicen los historiadores. Bueno, no todos ni mucho menos: Fraschetti destaca una política económica muy negativa. También se habla de la persecución de los cristianos.

Como fuere, en el campamento, pensando en la inmensidad del universo y sus leyes inamovibles, escribió en mitad de la batalla de hoy hacia la de mañana: «Una pequeña araña se enorgullece de haber cazado una mosca; otro, un lebrato; otro, una sardina en la red (…) y el otro, Sármatas. ¿No son todos ellos unos bandidos, si examinas atentamente sus principios?». Consciente de las contradicciones de su vida, se pregunta sobre si somos o no ladrones. Claro, me pregunto con él acerca de la corrección de la vida real que llevo.

https://filosofia-reflex.blogspot.com/2021/06/muy-pronto.html